Esta es la mejor época para apreciar los regalos que nuestra Reserva Natural hace al caminante de las calles y senderos.
Los espinillos, son los primeros en florecer mostrando un amarillo que hace hasta sonrojar de vergüenza al sol. Sus perfumes especiales son regalos para nuestros sentidos, a los que se suman el canto de los pájaros que cada vez llegan más, aprovechando la presencia de la estación primaveral.
Son verdaderas caricias de la naturaleza las que nos llegan y que felizmente todos podemos recibirlas porque nuestra Reserva está muy cerca de nosotros y esa cercanía la llevamos con orgullo en cada corazón bellvillense.
Y junto a este fabuloso paisaje, nuestros jóvenes comparten momentos gratos e imborrables, causando en aquellos que peinan canas, nostalgias de tiempos idos y que ahora vuelven a manera de árboles, flores y aves, pegados a un río testigo de que el agua viaja hasta el mar y vuelve en forma de lluvia para completar el ciclo virtuoso de la vida.
Párrafo de la obra El aromo o espinillo (Romildo Risso – Atahualpa Yupanqui)
Pero con l’alma tan linda
que no le brota una queja
que no teniendo alegrías
se hace flores de sus penas.
Eso habrían de envidiarle
los otros si lo supieran.
Pero con ‘l alma tan linda
que no le brota una queja,
que no teniendo alegrías
se hace flores de sus penas.